Hace tres semanas teniamos a un evangelista, Dave Gillard con nosotros. Fue un tiempo muy especial para nosotros como iglesia. No solo por las actividades que hemos realizado – desde las reuniones del domingo, hasta las visitas a las casas de los hermanos, y le cena evangelística del Sábado. Sino también por lo que trae un evangelista cuando trabaja con una iglesia local…
Uno de los énfasis de Nuevas Fronteras es en los ministerios nombrados en Efesios 4 como dones que Jesús da a su iglesia para su edificación y últimamente para su perfección. Este capítulo demuestra que es necesario recibir el ministerio de cada uno de estos dones (apóstol, profeta, evangelista, maestro y pastor Efesios 4:11-16) para que la iglesia (es decir, cada uno de los miembros individuales de una iglesia local y la iglesia local en su conjunto) llega a la madurez y cumpla la <<obra de servicio>>.
A diferencia del modelo que mas se ve, donde se levanta una persona con un don evangelístico reconocido y pronto comienza su propio ministerio (por ejemplo, Pastor Pedro Evangelista Ministerios Internacional), el modelo que vemos en el libro de Hechos y en este pasaje de Efesios 4, es el de los ministerios basados en iglesias locales. Un evangelista (como Felipe en Hechos 8 ) tal vez viaja a un pueblo vecino y realiza una campaña evangelística, pero no comienza su propia organización sino que sigue sometida a la autoridad de la iglesia de donde salió y trabaja en conjunto con otros líderes de esa iglesia.
El pasaje en Efesios 4 nos abre aun mas el entendimiento del propósito de Jesús en dar estos dones de evangelismo a la iglesia. No es solamente para que la persona así ungida haga el trabajo y llega a tener renombre como un gran siervo de Dios, sino que el énfasis aquí es que este don sea usado para entrenar a los miembros de la iglesia en la tarea del evangelismo (v. 12). Y esto es lo que hemos experimentado con la visita, hace unas tres semanas, de Dave Gillard – un hombre con este don de evangelista. David nos visitó de la iglesia de Biggin Hill en Inglaterra donde él es uno de los ancianos. Así que enivado y apoyado por su iglesia local él vino a bendecirnos utilizando el don que Dios le ha dado – no solo ministrado el mismo a través de sus predicas y testimonio, sino también ampliando nuestra visión; abriendo nuestros ojos para ver la abundancia de la cosecha; aumentando nuestra fe para ver a nuestros amigos, familiares y vecinos llegar a la salvación; y animando y enseñándonos con sus palabras y su ejemplo cómo llegar a ser obreros útiles a Jesús. En fin nos comenzó a <<capacitar… para obras de servicio>> y nos llevó un paso más hacia la madurez.
Es por eso que estos dones son tan importantes en las iglesias locales. Como iglesia podríamos conformarnos con los que ya estamos “dentro”. Preocuparnos con nuestros problemas y orar solo los unos por los otros, mirando solamente hacia adentro. Estos dones nos levantan la cabeza para mirar hacia afuera, a las personas, o pueblos todavía no alcanzados – hacia el cumplimiento de la Gran Comisión. Y nos preparan para tomar nuestro papel en el gran plan de salvación que Dios compuso antes de la fundación del mundo y que puso en marcha al llamar a Abram para salir de su pueblo e ir a un lugar que no conocía para dárselo como herencia. Fue entonces que Dios prometió bendecirlo y hacer de Abram una bendición para <<todas las familias de la tierra>> (Génesis 12:3). Y nosotros en esto últimos días nos hemos simplemente unido a lo que Dios ha estado haciendo a través de los siglos – unir para sí a un pueblo de todas las naciones. Dispongamos nuestras vidas para esta tarea tan noble y emocionante.