Hechos 20:17-38
Este pasaje relata la historia de la despedida de Pablo a los ancianos de la iglesia en Éfeso – donde Pablo había vivido 3 años con ellos (v. 31). Primero vemos que Pablo los llama a encontrarse con él en Mileto. El pueblo de Mileto queda a unos 80km de distancia de Éfeso – equivalente a unos dos días de viaje a pie para los ancianos. No era cosa pequeña pedirles que dejaran sus familias, trabajos e iglesia para emprender un viaje para despedirse de él. Se ve que Pablo tenía autoridad para mandar llamarles, pero ¿cuál fue su motivación al obedecer ese llamado de Pablo?
Por otro lado Pablo les declara que delante de ellos ha “servido al Señor con toda humildad y con lágrimas” (versículo 19). Que él se jacte de haber servido con toda humildad, o hubiera sido muy fácilmente desmentido por ellos, o era una evaluación honesta de cómo había sido su liderazgo.
Notamos además que Pablo había “enseñado públicamente y en las casas” (versículo 20). No solo se prestaba para predicar en grandes escenarios y quedarse luego en un hotel de cinco estrellas, como se ve en algunos ministerios modernos, sino que también compartía de casa en casa e incluso ha trabajado con sus manos para darles ejemplo de cómo “es preciso trabajar duro para ayudar a los necesitados” (versículos 34-35)
Al final de este pasaje vemos el por qué viajaron tan lejos solo para despedirse de Pablo – no era por miedo de un líder autoritario, sino que al decir un último adiós, “Todos lloraban inconsolablemente mientras lo abrazaban y lo besaban. Lo que más los entristecía era su declaración de que ellos no volverían a verlo.” (versículos 37-38) No siempre cuando uno se retira de un trabajo termina despidiéndose del jefe llorando inconsolablemente… el amor fue el motivo de su obediencia o sujeción a la autoridad de Pablo.
Estoy agradecido que este ejemplo de la vida y liderazgo de Pablo es también lo que hemos visto en nuestros líderes dentro de Nuevasfronteras y hay 3 valores, o 3 muestras de amor, que podemos rescatar de sus ejemplos para nuestro liderazgo.
Amor Por Jesús
Nuestro amor por Jesús es la fuente de todo lo que hacemos. Todos lo sabemos, pero las presiones de la vida suelen ir carcomiendo el tiempo que invertimos en nuestra relación personal con él y como consecuencia nuestro amor puede enfriarse. Fuimos creados para disfrutar de una relación estrecha con Dios y encontrar nuestra más profunda satisfacción en él. John Flavel dice:
“El éxtasis y el deleite son esenciales para el alma del creyente y promueven la santificación. No estábamos destinados a vivir sin alegría espiritual, y el cristiano que va durante mucho tiempo sin la experiencia de reconfortar el corazón pronto se verá tentado a tener sus emociones satisfechas por cosas terrenales y no, como debe, por Espíritu de Dios. El alma está constituida de tal manera que anhela la satisfacción de las cosas que están fuera de sí misma, y abrazará las alegrías terrenales en busca de satisfacción cuando no pueda alcanzar las alegrías espirituales. El creyente está en peligro espiritual si se permite pasar un tiempo sin saborear el amor de Cristo y los consuelos de la presencia de un Salvador. Cuándo Cristo deja de llenar el corazón de satisfacción, nuestras almas irán en busca silenciosa de otros amantes. Al hablar del disfrute del amor de Cristo en el corazón de un creyente, nos referimos a la experiencia de que “Dios ha derramado su amor en nuestro corazón por el Espíritu Santo que nos ha dado.” (Rom. 5: 5). Porque el Señor se ha hecho accesible a nosotros en los medios de gracia, es nuestro deber y privilegio buscar esta experiencia de Él en estos medios hasta seamos hechos partícipes gozosos de ella.”
Manteniendo el Corazon por John Flavel (c. 1627 – 1691)
Nos podría resultar útil realizar un inventario espiritual periódicamente. Haciéndonos preguntas tales como, ¿cómo está mi corazón delante de Dios? ¿Estoy abierto a que Él me hable? ¿Estoy apartando tiempo para escuchar de Él?… entre otros.
Amor Por la Iglesia
A veces en grupos de WhatsApp de pastores locales me llegan mensajes reenviados que hablan del sacrificio del pastor – como el pastor es el que todo tiene que hacer – y cuán solitario es su labor, etc… Y hasta cierto punto esto es verdad. Pero lo que no escucho muy seguido es el complemento – el gozo que es poder ser parte de ese plan de Dios para la humanidad, del amor que el pastor siente por los hermanos – del asombro que domingo tras domingo llegan a las reuniones – si fuera solo por mí, tal vez irían mi esposa y mis hijos, pero de que hayan otras personas que asistan ¡es un milagro de Dios!
Nuestros líderes nos han enseñado y demostrado por su amor a la iglesia, que es el Plan A para lograr los propósitos de Dios y no existe un Plan B. La iglesia, como Cristo la ve, es una novia hermosa y cautivante preparándose para él. Nosotros servimos pero no somos esclavos de la iglesia – nuestro amo es Jesús – pero mantener un amor por la iglesia es esencial.
Amor Por el Fruto/ La Multiplicación
Lo que logramos en nuestras vidas no debe ser olvidado. Queremos dejar un legado, no porque nos hayamos hecho un nombre o logrado cierta fama, sino porque hemos construido algo para las personas que se levantan después de nosotros, para que se apoyen sobre nuestros hombros. Nos vemos a nosotros mismos aquí para servir a la próxima generación, para fortalecerlos y liberarlos para que puedan ir más lejos y ser aún más fructíferos que nosotros. Queremos alegrarnos en los logros de las personas a quienes hemos podido ayudar en alguna manera y sentirnos satisfechos porque nos permite ver el crecimiento de la iglesia y la extensión del reino de Dios.
Que Dios nos dé la gracia para liderar de esta manera.