Acabo de terminar de leer el libro de Job en mis tiempos devocionales y compartiré algunos observaciones que me impactaron:
- Job tiene un conflicto – sabe que Dios es bueno y también poderoso. Si fuera solamento bueno, desearía hacer justicia pero estaría limitado a solo observar su sufrimiento – impotente, como nosotros, frente a los vientos y olas de las tormentas que nos trae este mundo. Si fuera poderoso pero no bueno, no podríamos esperar su intervención para aliviar nuestro sufrimiento. Pero siendo ambos, bueno y poderoso, ¿por qué permite el sufrimiento?Job sabe que no es un hombre perfecto, pero tampoco no es el peor de los pecadores, entonces ¿por qué está sufriendo tanto?
- Mucho de lo que le dicen sus amigos “consoladores” se parece a los dichos que se encuentren en el libro de Proverbios. Tomando en cuenta que al final Dios les dice, <<a diferencia de mi siervo Job, lo que ustedes han dicho de mí no es verdad>> (Job 42:8), parecíera muy importante tener mucho cuidado en la forma en que utilicemos el libro de proverbios. Hay que ser muy precavido en la interpretación y aplicación de los diferentes géneros literarios de literatura que conforman las escrituras – y esto aunque tanto Proverbios como Job son se categorizan como libros de sabiduría.
- Entonces, ¿cómo consolamos a los que están en medio de sufrimiento tremendo? Aparentemente llegar a la conclusión superficial de que si Dios es justo, lo que te está sucediendo debe ser resultado de tu pecado, es ofensivo, no solo para el que está sufriendo sino también para Dios mismo. (Dios ordena a los tres amigos que hagan sacfricios para si mismos y solo entonces, con la intercessión de Job a su favor, serán perdonados – Job 42:8). Tal vez el logro mayor de los amigos de Job fue sentarse con él en silencio durante los primeros 7 días (Job 2:11-13).
- Otra cosa que noté era la manera en que tanto Job como sus amigos dieron por sentado que una persona justa cuidará y defenderá a los pobres y necesitados. Y en cambio el pecado del malvado es oprimir y aprovecharse de los menos acomodados (por ejemplo, Job 22:6-9; Job 29:12-16; Job 31:16-23). Está posición es tan obvio a ambas partes que nadie lo explica ni ven la necesidad de defenderla. ¿Qué nos dice esto a los que queremos “buscar primeramente el reino de Dios y su justicia” (Mateo 6:33), pero nos encontramos enumerados entre los ricos de este mundo? (La tentación aquí es compararnos entre iguales – gente del mismo barrio o compañeros del trabajo – o con “aquellos ricos”, y en ambos casos concluir que, “Yo no soy rico, no se aplica esto a mí.)
- “A los ricos de este mundo, mándales que no sean arrogantes ni pongan su esperanza en las riquezas, que son tan inseguras, sino en Dios, que nos provee de todo en abundancia para que lo disfrutemos. Mándales que hagan el bien, que sean ricos en buenas obras, y generosos, dispuestos a compartir lo que tienen. De este modo atesorarán para sí un seguro caudal para el futuro y obtendrán la vida verdadera.” 1 Timoteo 6:17-19